Pequeña y dulce venganza

Él la dejó en la estacada. Una mañana de verano. Sin explicación alguna.

Se levantó de la cama. La contempló dormida. Desnuda. La deseaba. Pero ya no la quería.

Y se fué. Dejó una breve nota en la nevera: "lo siento".

Él era fotógrafo. Ella era una idiota. Por haberlo querido tanto, por haber malgastado el tiempo, por haberlo intentado cambiar.

Pasó el tiempo y él triunfó en su profesión. Ella no. Él rehizo su vida con otra. Ella no.

Una tarde, en una de sus famosas sesiones de foto privadas, tubo que ir a una mansión de la costa. Una rica heredera de un magnate de la construcción le había solicitado en exclusiva a él para retratarla.

La habitación estaba oscura. El ama de llaves le había dicho que lo preparara todo, que la señora se estaba arreglando.

Unos minutos después, apareció. Era ella. Se miraron intensamente. Hasta el silencio enmudeció.

Él se dispuso a hacer su trabajo. Ella se quitó la bata. Él disparó.


Ella por fin se había liberado. Él no.

Comentarios

  1. Jo, mi inglés es tan malo que no se si quiere decir que ella espera que el se acuerde de ella cuando se la etán follando o que el piense en ella cuando se esta tirando a otra o que.
    Pero una cosa te digo... tantos años esperando para esto es de retorcidos.

    Anda y que le den por culo!

    ¿No había otro oficio que la fotografía pendeja?

    Buenos madrileños y frescos días.

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  2. ¿Que ella se había liberado? No se, no se.

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  3. Luis, dice: 'espero que te acuerdes de mí cuando te la folles'. Y no he caído en lo de fotógrafo, es que he visto la imagen y me ha inspirado esta historia ;)

    Bubo, sí, ella ya se ha desquitado y él lo tendrá grabado en la cabeza, juas!

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  4. Siempre me encantó esa frase de la canción de Alanis...;)

    1besico!

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