Una confesión...

... pero solamente una: yo ERA una hortera.

Ahí lo dejo.

Ahora ya no lo soy. Lo he dejado. He abandonado mi extraña afición a los calcetines horrorosos. 

Hace años, encontraba divertido ir vestida de oscuro en plan chungo y llevar, bajo aquellas botacas, calcetines de colores. Vamos, como lo de no llevar ropa interior debajo del vestido, pero en plan inocente. No sé, me parecía gracioso.

Lo dejé de hacer en cuanto me encontré con una situación que requería que me quitara las botas, y tuve que hacerme la fetichista para que no se me viera el plumero y se fuera a la mierda el plan de la noche gracias a los colores que lucían mis pies.

Bien, pues de esta época han pasado muchos años. Muchos. Pero hoy que me he dedicado a ordenar - hace un par de posts ya comenté que me he puesto muy en serio a arreglar el piso - el cajón de los calcetines, he descubierto que todavía guardo algunos ejemplares de aquél entonces 'para emergencias':


Toma, toma y toma. Si es que me duelen los ojos de verlos todos juntos. 

Pues nada, ya están en una bolsa, plegaditos y preparaditos para quien los pueda necesitar. Yo paso. No sea que un día me los ponga para ir en moto y cuando me la pegue, me muera, pero de vergüenza, en el hospital cuando me quiten las botas.

Bufff, me siento mejor ahora que lo he soltado.

Está bien esto de tirar cosas. Parece que tires pedacitos de tí que no te gustan. 

Mola, mola.

Y este fin de semana sigo con más cajones. 

Renovarse o morir.


Y hasta aquí mis confesiones confesables ;)

Comentarios

  1. Pues si ves mi cajón te quedas ciega entonces...viva el color!!!!! Me los mandas o qué? Yo uso un 37...jajajajaj

    1besico!

    pd. Y los de hoy son rojos con siluetas de aviones...estoy por hacerte otra réplica... ;)

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