Por ser como soy.
Con lo bueno, lo malo y lo peor.
Aunque me levante con los ojos hinchados y el pelo enmarañado.
Incluso en mis días grises sin motivo aparente.
Dime que no te importan mis defectos.
Que toleras mis manías.
Hasta la forma casi ceremonial en la que me hago el café cada mañana.
Aunque a veces sea difícil de entender.
Incluso cuando me pongo borde.
O en mis momentos de locura por enajenación mental transitoria.
O en mis momentos de locura por enajenación mental transitoria.
Porque, a cambio, sabes que tienes mucho... me tienes a mí.
Y sabes que siempre estaré ahí, si me cuidas.
No es tan difícil, me conformo con poco.
¡Dímelo!
- Me quiero... - me he dicho frente al espejo.
Quién no me quiera como me merezco, no me interesa.
(Primer mandamiento de mi nuevo enfoque vital.)
Esa es la actitud!!
ResponderEliminarNo hay que cambiar para gustar a nadie, hay que encontrar a alguien que nos quiera tal y como somos, a lo Bridget Jones, jajaj.
Y no, no somos fáciles ni perfectas, pero somos la hostia. Y punto ;)
1besico!